En Deuteronomio 32:11, se nos habla de lo que el águila hace con sus polluelos. Dice que el águila excita su nidada, que agita sus alas con el propósito de provocar algo, que no es otra cosa que sacar a sus polluelos de su lugar de comodidad y llevarlos a un lugar desde el cual puedan remontar vuelo, de manera segura.
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